A más de un año de las negociaciones entre la guerrilla y el Gobierno colombiano continúa el diálogo en La Habana. La mesa ha alcanzado dos acuerdos parciales y el camino hacia la paz comienza a perfilarse, en medio del escepticismo y la esperanza.
“Por primera vez, la guerrilla aceptó el objetivo de dejar las armas y acabar el conflicto (…) hemos avanzado”, afirmó el presidente Juan Manuel Santos al saludar el acuerdo alcanzado sobre el segundo tema de la agenda.De nuevo a la mesa. Ambas delegaciones, Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) destacaron la nueva apertura democrática y los alcances logrados. Las conversaciones se reanudarán el 18 de este mes, a fin de tratar el tema del narcotráfico, y no serán suspendidas por los procesos electorales.
El diálogo avanza y la mayoría de los colombianos (53,7%) sigue respaldando el proceso de paz, registran los sondeos.Sin embargo, expertos no vislumbran un final cercano dado que aún quedan temas por debatir y detalles de los acuerdos por afinar, bajo la premisa de que “nada está acordado hasta que todo esté acordado”.
Según analistas colombianos consultados, la reparación a las víctimas será un tema espinoso, pero las Farc “están dispuestas a reparar… ya aceptaron el principio fundamental y es que… hubo gente perjudicada por su actuar”, estimó el politólogo Fernando Giraldo.El desarme. La reinserción de las Farc a la vida civil pasa por deponer las armas.
El desarme guerrillero, en el marco del segundo acuerdo, si bien se traduce en el abandono de la lucha armada hasta ahora no significa la entrega del arsenal por parte de las Farc, lo cual es inadmisible para algunos sectores de la sociedad.
El periodista Jorge Enrique Botero apela a una especie de trabalengua para ilustrar cómo entendió este punto, gracias a “alguna frase que me dijo tal vez Pablo Catatumbo o Iván Márquez, y es que sencillamente las armas dejarán de ser usadas, habrá una situación que haga que no tengan que ser utilizadas y que jamás vuelvan a ser usadas”.
Mientras, el analista político Alfredo Rangel señaló que “la entrega de armas está siendo enredada con un lenguaje ampuloso, de una dejación de armas al final del cumplimiento de todos los acuerdos… lo cual quiere decir que la guerrilla va a conservar en su poder las armas”, algo que, afirma, es rechazado ampliamente por el pueblo. En tanto, Giraldo indicó que el hecho de “que el gobierno haya aceptado que se diga dejación, refleja que Santos admite que lo que habrá no es necesariamente una entrega al gobierno”.
Giraldo ve posible la custodia de un tercer país o que la misma guerrilla las destruya, en presencia del orden internacional y delegados gubernamentales.
El camino civil. Iván Cepeda, congresista del Polo Democrático, y Botero coinciden en aseverar que la sociedad colombiana está preparada para que irrumpan en la escena política fuerzas nuevas, entre ellas la que surja de la desmovilización de las Farc.
No obstante, Rangel es categórico al afirmar que la participación política de las Farc cuenta con una oposición mayoritaria, y alude a los sondeos difundidos por el diario El Colombiano y la emisora FN que cuantifican el rechazo al segundo acuerdo (60% y 84%, respectivamente).
Rangel alega que los puntos del acuerdo carecen de concreción.Tras los resultados de esos sondeos, Rangel pone en duda que el presidente Santos pueda capitalizar en votos el anuncio de los acuerdos en el marco del proceso de paz.
Para Cepeda, no obstante, Santos quiere ser reelegido y hará lo que sea necesario para que la voluntad de paz se refleje en las urnas. Hace énfasis en que, para cualquier candidato, “la paz debe ser su prioridad y una política de Estado”.Giraldo opina que el Mandatario tratará de sustraer el proceso de paz de la campaña electoral y manejarlo discretamente.
Mientras, Botero cree que es “normal y muy lógico” que el anuncio de este acuerdo vaya a tener repercusiones: “Todos lo van a tratar de capitalizar”.
Las elecciones “serán sin lugar a dudas una especie de gran plebiscito en el marco de la paz o la guerra”, comentó.En cualquiera de los casos, y aunque desde aceras diferentes, los colombianos siguen abrazando el deseo de alcanzar la paz. El proceso avanza.
Agencias