
Llevaba el pote de leche en sus brazos, regresaba de buscarle el alimento a su hija, de 3 años, cuando Lucnery Daniela Bracho Peña fue embestida por un carro Sierra, amarillo, conducido por un hombre, presuntamente, ebrio.
La madre, de 23 años, caminaba a las 11:15 de la noche del viernes, por la acera de la calle 66 de la segunda etapa de la urbanización La Victoria, en Maracaibo, junto con un amigo y su novia.
Los reflejos no la ayudaron. No le dio tiempo de correr. En cambio, a sus dos compañeros sí. El Sierra se llevó por delante a la joven frente a la mirada de sus acompañantes. Ellos quedaron en shock al ver a Bracho ‘volar’.
El impacto del vehículo fue tan fuerte que la arrastró por una corta distancia y luego salió expelida, hacia unos 15 metros.
Lucnery cayó a un brocal, frente del gimnasio de combate de la referida urbanización. Se dio un golpe en la cabeza que le quitó la vida al instante.
Luego, el conductor perdió el control del volante y chocó contra un poste. Casi se voltea, contaron los testigos del accidente.
El oficial del Cuerpo de Policía Bolivariana del estado Zulia (Cpbez) quedó atrapado entre la carrocería retorcida del carro.
Dentro del vehículo, declarado por los funcionarios de Tránsito Terrestre como pérdida total, había botellas de licor y dos cajones de sonido.
Al hombre lo sacaron del amasijo de metal y lo trasladaron hasta una clínica privada, siendo remitido después a la emergencia del Sanipez.
Rangel se encuentra delicado de salud. Sufrió politraumatismo generalizado. También presentó lesiones en su mandíbula, por lo que perdió varios de sus dientes.
El cuerpo de Lucnery quedó tendido en el suelo bajo la oscuridad de la noche. Veinte minutos después de la tragedia, llegó su esposo, Diego Armando Medina, al lugar del accidente. Le avisó un vecino. Cuando pudo ver a la madre de su hijo ya no respiraba.
“Los amigos me contaron que, después del choque, vivió por cinco minutos más y después falleció. Se ahogaba con su propia sangre y no podía hablar”, contó Medina, en la morgue.
Allegados de Brayan Rangel dijeron que el hombre estaba tomando licor a dos cuadras del sitio del choque.
“Muchos de sus amigos le dijeron que no manejara en ese estado de ebriedad, pero él no hizo caso y salió de la reunión picando caucho”, expresaron.
Lucnery iba camino a su casa en el momento que murió. Le pidió el favor a su amigo y su novia que la acompañaran. Residía en una casa con su familia en Bajo Seco.
En la medicatura forense se congregaron varios parientes. Todos coincidieron en que la joven era una persona “alegre y honesta”. Trabajaba como cocinera en un restaurante de la capital zuliana.
Vía Panorama / www.diariorepublica.com



